La Verdadera Historia de la Liebre y la tortuga

 Como todos sabemos la liebre retó a una carrera a la tortuga para saber quién era más rápido, la liebre se durmió en la carrera y la tortuga ganó, pero...¿Qué hacían esas zanahorias que entretuvieron a la liebre a un lado del camino? Eso es lo que averiguaremos.

Antes de la carrera:
-¡Soy el más rápido de todos! Reto a cualquiera a una carrera. El premio será una moneda de oro. ¿Alguien se atreve?- Dijo la liebre.
-¡No, ni hablar! -Dijeron todos.
-Si quieres, compito- Dijo una tortuga.
-¡Jajaja! Porfin estás aquí. creí que nunca legarias.
-No sé que prisa tienes -Contestó la tortuga -¡Mira que día tan bueno hace! Merece la pena disfrutarlo.
-Parece ser que eres el único que se atreve a retarme. ¿Te atreves con una carrera hasta el viejo puente de madera que está al otro lado del bosque? -Dijo la liebre.
-El premio es tentador y el puente no esta muy lejos pero...sí, estoy dispuesto a competir contigo -Dijo lentamente la tortuga.
Los demás animales se reían de ella pero la tortuga la cabeza muy perezosa.
-¡No es broma! ¿Quién da la salida?

En la carrera:
El búho da la salida:
-¿Preparados?...¿Listos?...¡Ya!                
 
 En cuanto el búho dió la salida la liebre salió veloz como el viento, corriendo a través del bosque. La tortuga, sin prisa pero sin pausa, siguió su camino hasta qué la liebre quedó fuera del alcance de su vista.
-¡Venga, tortuga! -gritaban todos los animales, riéndose -¿Es que no puedes caminar más rápido?
-No sé por qué te empeñas, no tienes nada que hacer
-dijo el topo.
-¡La liebre vencerá! -Exclamó el erizo.
La tortuga no quiso hacer caso de aquellos comentarios, el seguía sin prisa pero sin pausa.
La tortuga estaba pensando en un negocio que hizo una hora antes de la carrera.
 
Una hora antes:
La tortuga subió a un monte a ver al águila.
-Señor águila, quiero hacer un trato con usted- dijo la tortuga.
-¿Un trato, que clase de trato?-Preguntó el águila
-Dentro de una hora tengo una carrera contra una liebre. -Dijo la tortuga.
-Vamos, resumiendo, tú quieres hacer trampas.-Afirmó el águila.
-Sí, tengo estas zanahorias que tienen una anestesia inyectada.-Respondió la tortuga.
-¿No querrás que ponga esas zanahorias a un lado del camino y ahora te lleve volando a la carrera y todo eso a cambio de una moneda de plata?-Preguntó el águila.
-Sí,¿Cómo sabes todo eso?-Pregunta pensativa la tortuga.
-Los años. -Afirmó el águila.

De vuelta en la carrera:
-¡Unas zanahorias! Me las comeré, total, no me pillará.-dijo convencida la liebre.
La liebre las comió y cayó en un profundo sueño, y cuando se despertó, la tramposa tortuga llegó a la meta.